El modelo ecológico de
Bronfenbrenner destaca la gran importancia que tiene el contexto social en el
desarrollo de las conductas y la posibilidad de poder modificarlas. Este modelo
es el adecuado para poder definir e identificar el proceso de cooperación entre
la familia y el centro escolar. Por ello, Bronfenbrenner concibe el ambiente
ecológico como una disposición de estructuras concéntricas, en la que cada una
de ellas está contenida en la siguiente. Concretamente, podemos diferenciar en
cuatro sistemas que afectarían de forma directa o indirecta sobre el desarrollo
del niño.
- Microsistema: Comprende al
conjunto de actividades, roles, situaciones y relaciones interpersonales que el
individuo en desarrollo es capaz de experimentar en el entorno determinado en
el que participa.
- Mesosistema: Corresponde al
conjunto de dos o más entornos en los que la persona en desarrollo participa.
(Las relaciones existentes entre el hogar, la escuela y los amigos)
- Exosistema: Se refiere a los
entornos donde el individuo en desarrollo no está incluido de forma directa
(Trabajo de los padres) pero en los que se producen hechos que afectan a los
que ocurre en el entorno del individuo.
- Macrosistema: Se refiere a los marcos culturales e ideológicos que pueden llegar a afectar al resto de sistemas.
De este modo, al analizar el
desarrollo evolutivo del niño no podemos observar únicamente su comportamiento
de forma aislada, sino que se debe contemplar en relación al ambiente en el que
el niño se desarrolla y las relaciones entre el individuo y sus padres.
De acuerdo con el modelo
ecológico de Bronfenbrenner podemos afirmar que el alumno no solo se desarrolla
en el aula, sino que es el conjunto de los diferentes sistemas (contextos
sociales) los que potencian el progreso de la personalidad del niño.
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